Las espinacas atacan de nuevo y unos canapés

Parece que ayer nos quedamos con ganas de espinacas y hoy Paloma, mi compañera de piso, ha decidido darles otra vuelta, junto con un par de aperitivos. El menú de esta ocasión ha consistido en bocaditos de salmón, ensalada de espinacas con queso brie y nueces y puré de espinacas con nata y huevo.

Para los bocaditos de salmón se hablaba de usar queso mascarpone, el que se pone en el tiramisú, pero como a mí no me apetecía lo hemos sustituido por queso de untar tipo Philadelphia (aunque de marca blanca), que también le pega. La gelatina de balsámico de encima la hemos obviado porque ocho horas en la nevera son muchas horas y teníamos hambre, pero a cambio le hemos puesto a algunos canapés un poco de vinagre de módena por encima, y punto. Yo los he visto también con alcaparras por encima, quizá también con cebolleta picada, y es que se echa de menos un toque de sabor más fuerte para complementar el suave del salmón ahumado y el queso.

La ensalada de espinacas es fácil de preparar y lleva un aliño distinto del que estamos todos acostumbrados de aceite y vinagre: salsa de yoghourt. Aunque no hemos encontrado pimiento amarillo o naranja, ha quedado chula la variedad de color. Al igual que a la ensalada de espinacas de ayer, quizá se le podría añadir algún ingrediente más que la hiciese jugosa (¿alguna fruta?), pero no nos ha quedado claro. Habrá que experimentar.

Con el huevo con puré de espinacas hemos tenido algún desliz. El problema es que en la receta original se dice que se cueza al baño María, pero luego dice que lo saques del horno, así que nos hemos quedado como “whaat?”. Yo siempre he pensado que cocinar algo al baño maría consiste en meter un recipiente dentro de otro con agua hirviendo y dejarlo así, así que hemos llenado una sartén y una olla de agua y to palante. Como después de cocer un buen rato la clara no se cuajaba y teníamos hambre, Paloma ha acabado metiendo los cuenquitos en el horno. No sé si ha sido por esto último, pero lo que ha pasado es que la yema del huevo se ha pasado y se ha cocido, además de que el huevo en sí ha quedado relativamente duro, y al darle con el tenedor parecía un campo de fuerza. Podéis ver en la foto de la derecha que el nuestro no tiene una pinta taaan apetitosa como el de la foto de la receta original. ¿Qué es lo que hemos hecho mal? Habrá que leer un poco más sobre el baño María este… Las ramitas de tomillo fresco también nos las hemos saltado, que algunos se creen que todo el mundo tiene un jardín botánico en casa, pues nosotros aún no, lo siento.

Esto es todo por el momento. Si hacemos alguna otra cosa verdaderamente guay estos días lo publico, pero sin abusar, que tampoco es plan de acabar rallando nada más empezar, ¿no? ¡Gracias, Paloma!

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