Cernunnos, V

Me gusta mucho el pico. A david parece que le gusta más la pala, porque evita el pico siempre que puede* y prefiere cavar a base de clavar la pala y empujándola con la base del pie. Pero el pico mola porque puedes coger fuerza y descargarla toda sobre la tierra, haciéndola pedazos y así se puede recoger más adelante más fácil. Os parecerá una tontería, pero es una descarga de adrenalina interesante.

Hoy hemos trabajado de nuevo en los bancales alzados de la huerta. Hemos cavado un hoyo de 1 metro de ancho y unos 30 cm de profundidad, por unos 10 de largo (foto pendiente) para poner otro día ahí troncos y taparlos de nuevo con tierra. Nos levantamos pronto porque a eso de las once ya te da el sol de lleno en la huerta y trabajar es mucho más cansado. Luego me he dedicado a cortar las ramas a un sauce para que sirvan de paredes del gallinero y he participado en la cocina del almuerzo, lentejas estofadas. No es el mejor plato para el verano caluroso, pero es lo que hay.

Por la tarde he conseguido no dormirme leyendo la introducción a los párrafos seleccionados de Marx por Leon Trotsky, que la verdad es que la introducción está muy clarita y te explica genial las ideas básicas del pensamiento de Marx que, por si no lo sabíais y no habéis mirado la Wikipedia aún, tienen como pilar básico que el problema del capitalismo es que el capitalista explota a los trabajadores al pagarles por su trabajo menos de lo que vale para llevarse el beneficio, negándoselo a ellos. Los liberales dirán que esto no es explotación alguna, que es el interés / beneficio como contraprestación de la aversión al riesgo que siente el capitalista al invertir su capital (lo que no hacen los trabajadores, que sólo ponen fuerza de trabajo) en un negocio que puede salir mal. Lo curioso del capitalismo es que en teoría todo funcionaría super guay, pero en la práctica ya veis las crisis que nos comemos periódicamente y cómo una parte muy pequeña de la población controla casi toda la “riqueza” mundial. Qué pasa, que somos más listos que los demás o qué. No me lo creo.

En fin, fuera de disquisiciones político-económicas, antes de cenar me he dedicado  a acabar la mermelada de endrinas añadiéndole al jugo mucho azúcar y metiendo la mezcla en botes esterilizados en agua hirviendo. En el libro de “On Food and Cooking” de McGee explica por qué las conservas de fruta con azúcar se conservan y tienen forma gelatinosa. Al parecer, está relacionado con una sustancia llamada pectina que está en muchas frutas y el hecho de que el azúcar chupe el agua de los microorganismos que se atrevan a adentrarse en la mermelada.

Por la noche hemos jugado a un juego de mesa… ¡cooperativo! O ganan todos o pierden todos los que juegan, y por igual. Se llama Pandemic y hay que erradicar cuatro virus de la faz de la tierra descubriendo sus curas. La gracia está en la tensión de que los virus se expandan demasiado y acaben con todo bicho viviente, incluida la nuestra tan querida “civilización”. Hay que andar con cuidado.

* Esto va a cambiar en el futuro, con David usando sin miedo el pico tras comprobar que no muerde

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